Durante los años ejercidos he escuchado muchas veces, en las tutorías, cómo las familias recurren con buenas intenciones al engaño para evitar situaciones problemáticas, por ejemplo, aprovechar que el niño o la niña están distraídos para marcharse de casa a alguna tarea, o acciones similares. Esto provoca mucha ansiedad y desconfianza. Aunque a corto plazo sea efectivo, a largo plazo el engaño provoca mucha ansiedad y problemas añadidos. En resumen, y en mi tierra: » Vale más una vez colorá que ciento amarillas». Feliz fin de semana.